Expedición al carguero

Un pequeño grupo de los supervivientes, gracias a Desmond y Charlie, ha descubierto que el carguero no es el de Penny, y que Naomi les ha mentido en todo. Inevitables preguntas les surgieron. ¿Quién es realmente la gente del barco? ¿Qué se propone? ¿Por qué no les dijeron la verdad?
Entre ellos, decidieron que lo mejor era ir por su cuenta al barco para buscar respuesta pacíficamente a todas estas preguntas, ocultando todo esto a Naomi.
Así pues, tras pasar un día ultimando detalles y perfeccionando su plan, Desmond, Sayid y James se reúnen en un lugar apartado del campamento en la playa, donde también está la canoa que utilizó Karl para ir a avisarles del ataque que planeaban los Otros contra las embarazadas.


Off Rol:

Bien, ahora tendreis que postear cómo vais a la playa a reuniros según lo acordado y demás. El tema está abierto en la Cubierta del barco porque la parte principal transcurrirá allí, pero ahora estáis en la playa, no lo olvidéis.
El orden de posts será el siguiente.

1º- Sayid
2º- Desmond
3º- James
4º- Eleonora

Puede que después de que hayáis posteado los 4 escriba el narrador o Isla, pero no necesariamente. Avisaremos de si vamos a escribir, y si no es el caso, seguís escribiendo. El narrador no influye en el orden de posts, así que si escribimos después que Desmond, pues después le tocaría a James y así sucesivamente.

Me pasé el resto del día meditando y reflexionando sobre mi vida.No saber que es lo que podíamos encontrar en el carguero me inquietaba.Yo tenía muy claro mis posibilidades pero lo que no tenía muy claro es lo que haría los demás,sobretodo Sawyer.Me preparé hasta para enfrentarme a la muerte.Iba hacer lo posible para que la gente saliera de la isla y si debía morir me sacrificaría por ellos.Sería mi redención por todo el sufrimiento que he creado.

Ví una hermosa puesta de sol que enrojecía el mar.La tranquilidad era absoluta en el campamento,ajenos a lo que podía ocurrir.Nadie se daba cuenta de nuestras miradas complices y de preocupación que llevabamos.

Había quedado con James y Desmond en la playa,junto a la canoha de Karl.Teníamos que partir y acabar ultimando detalles.Lo quería tener todo muy atado antes de salir.Nuestras únicas armas eran nuestra cabeza,nuetras manos y las ganas locas de acabar con ese infierno.Armas peligrosas para nosotros ya que se nos podían volver encontra.

Llegué a la zona de la playa donde había quedado con ellos y sólo estaba la canoha.Me acerqué a ella y dejé la mochila en el suelo.Me busqué una goma que llevaba en la muñeca para hacerme una coleta.

La canoha estaba en la arena...a varios metros de la playa,así que decidí hacercarla hasta la orilla mientras esperaba.

Cuando Desmond llegó al lugar de reunión, ya se encontraba allí Sayid. Había incluso acercado la canoa a la orilla...

-Hola colega- le dije

Sayid le miró y sonrió mientras se dieron un cordial apretón de manos mirándose a los ojos. Ambos sabían que la misión era bastante peligrosa e ir sin armas no tranquilizaba en absoluto. La preocupación se leía en sus ojos aunque ninguno quiso exteriorizarla con palabras. El día anterior, cuando hablaban sobre el plan a seguir, había quedado claro que nada de llevar armas. Sabían que lo más probable era que lo primero que harían los ocupantes del carguero sería registrarlos, y el hecho de ir desarmados sería lo mejor que podrían hacer de entrada para que bajaran un poco la guardia. A eso por supuesto había que sumarle que cada uno interpretara bien su papel. Si todo salía bien y los tomaban por unos náufragos locos desesperados porque les sacaran por fin de la isla, se habrían ganado lo suficiente su confianza como para que no se percataran de que Sayid en un momento dado, desaparecía...

Al final el papelón de despistar el enemigo le había tocado principalmente a Desmond. Debía hacerse el borracho. En realidad los tres irían supuestamente borrachos; era la única manera que se les ocurrió para intentar, por un lado, justificar el hecho de que se presentaran de repente en el carguero, y por otro lado, asegurarse un poco el cuello y con suerte no les mataran, si pillaban a alguno donde no debía estar. Al menos, de este modo sería mucho más fácil de justificar si así ocurriera...Por un momento, Desmond se preguntó si en realidad sus compañeros confiaban en él de verdad como para hacerlo bien, o si en verdad, estaba ya tan cercano a la locura que pensaron que lo haría bien sin necesidad siquiera de actuar.

Fuera como fuera, sobre él caía la responsabilidad inicial de distraerlos lo suficientemente bien como para que no se percataran de la ausencia de Sayid, quien intentaría encontrar algo que les ayudara a conocer las intenciones de los ocupantes del carguero. Saber por qué les habían mentido...

Si Desmond metía la pata, entonces actuaría Sawyer, que en un principio se quedaría junto a él. Si en algún momento éste no estuviera llamando lo suficiente la atención, Sawyer iniciaría una pelea haciendo entender como que se la tenía guardada por algo y le tuviera bastantes ganas...Eso tampoco parecía muy difícil de interpretar...

Así pues, sólo faltaba éste último para partir. En cuanto estuvieran cerca del carguero, sacaría la botella de whisky, se echarían un par de tragos y se rociarían ligeramente con su contenido. Era importantísimo que se creyeran esa parte del plan...

Bien, preparados?- dije intentando aparentar tranquilidad

Allí estabámos los tres. Jugándonos el pellejo en una misión prácticamente suicida. No sabíamos que íbamos a encontrar, pero podíamos sospechar que desde luego, no sería una bienvenida con pancartas.

Vi la preocupación en los ojos de Sayid y eso me inquietó. El iraquí estaba preparado para situaciones extremas, y no parecía ni mucho menos tranquilo.
Desmond tampoco. Estaba nervioso, y eso era lo que menos nos convenía.

Tranquilos, tíos. El plan es bueno. Puede funcionar- dije intentando sonreir
Creo que un trago nos vendrá bien- añadí
Y cogí la botella, bebí un sorbo algo más largo de lo normal y se lo tendí a Sayid.
Oye, los musulmanes no bebéis, no?- dije bromeando para quitarle tensión al asunto

La despertaron unos espantosos gritos. Aunque bueno, ya debería estar acostumbrada, después de aquellos tres días con dolor de cabeza. Era lo malo de que tener tu camarote encima justo de la enfermería, que oías cosas que preferirías no escuchar. Se trataba de Minkowski. Hacía tres días se había acercado a la isla y, al volver, estaba así. Soltando chillidos cada dos por tres, catatónico, y con algo así como desmayos. Eleonora no sabía nada de eso, no era médico y el doctor de a bordo guardaba celosamente la información de lo que dentro ocurría. La italiana sólo había podido verlo y sabía esto porque estaba presente cuando aparecieron él y su compañero de regreso al carguero. Penoso.

Aquel día no había hecho nada especial, había transcurrido tan monótono y repetitivo como el resto. Aún no habían requerido de su ayuda, así que se había limitado a... no hacer nada. Ya llevaban un buen tiempo así, y nadie decidía que hacer, ni recibían órdenes... Además, no habían vuelto a saber de Naomi. Podía tratarse de que aún no hubiese dado con la pista del hombre que buscaban, o que la hubiese ocurrido algo... en cualquier caso, de ser así, poco podían arreglar llamando para ver qué pasaba. No, si Naomi necesitaba ayuda, llamaría ella.

Desmond y James habían llegado.Todos querían demostrar que no estaban nerviosos...pero lo estaban.James bromeo a Sayid con una botella de Whiskie en la mano despues de pegarle un buen sorbo.Sayid se lo quedó mirando.

-Guarda eso que lo necesitaremos!!!...y te necesito entero.

Sin decir mucho más arrastraron la canoha hacia el agua.Subieron y sin decir nada se pusieron a remar.Llevaban un rato remando sin decir nada.Sayid no tenía muy claro donde se encontraba el carguero pero llevaban demasiado tiempo para no verlo ni en el horizonte.De pronto el tiempo cambio y una enorme tempestad les vino encima.Los rayos y los truenos parecían que fueran a romper el cielo.El mar se puso muy bravo y la canhona empezó a balancear de un lado a otro por encima de las olas.Cuando se veían que eso no iba a llegar a buen puerto,la tormenta desapareció y la calma invadio el mar como si no hubiese ocurrido nada.
Sayid miro a sus compañeros-Estais bien?

A lo lejos se podía ver la silueta del carguero.

- ¿Estáis bien?

Esas palabras hicieron que Desmond de repente se encontrara en un lugar que no reconocía...con dos tipos que no había visto en su vida.

- ¡Pero qué demonios! - exclamó al fin.

Sayid fue el primero que se percató de que algo no iba bien con él. La forma en que los miraba, la forma en que miraba todo en general...parecía asustado, sorprendido...parecía no saber dónde se encontraba; y cuando éste le llamó directamente por su nombre interesándose por saber cómo estaba, esto no hizo más que empeorar aún más la situación...

- ¿¡Quién eres!?, ¿¡Cómo sabes mi nombre!?- gritó Desmond mientras se alejaba de ellos todo lo que le permitía la longitud de la canoa.

A medio camino ya entre la playa y el carguero, la situación había dado un giro de 180º. Todo parecía indicar que finalmente no tendrían que llevar a cabo la actuación que habían planeado el día anterior. Desmond se había convertido, por caprichos del destino, en alguien en verdad necesitado de ayuda...

- Pero qué coño?- dijo James sorprendido
Aquel tipo parecía haberse vuelto loco. Los miraba a ambos como si no les reconociera, como si acabase de aterrizar en esa canoa.
Esto complicaba las cosas. No sabía dónde estaban ni qué demonios tenían planeado. Se maldijo así mismo por haber consentido subir a ese pirado en la puta canoa.
Sayid también parecía preocupado. Cómo iban a explicar que iban a la deriva con un tipo que no les conocía de nada.
Por primera vez lamentó no haber hecho caso a Kate y haberse quedado en la jodida playa.
- Pero a este tío qué le pasa?- dijo mirando a Sayid
- Qué coño hacemos ahora?- preguntó desesperado mientras observaba que la corriente les dirigía hacia el carguero sin remedio

Después de comer en la cocina del barco. Eleonora decidió subir a cubierta. No tenían a bordo ningún chef profesional, el encargado de preparar la comida era uno de los matones que iba con Keamy, Omar y los demás, quien, por lo visto, sabía algo más que los demás sobre cómo desenvolverse entre sartenes y cacerolas. No era ningún experto y sus platos dejaban algo que desear... pero podría ser peor. Eleonora intentaba ser optimista al respecto.

Una vez se encontró en la cubierta del barco, dejó que la fuerte luz del sol la diese de lleno en la cara, mientras cerraba los ojos y disfrutaba de la sensación. Después, con un suspiro, siguió avanzando hasta apoyarse sobre una de las barandillas del barco. Con un nuevo pensamiento, se llevó la mano al bolsillo trasero de sus vaqueros, agarrando el teléfono que todos los que supuestamente irían a la isla tenían. Lo miró con atención y se resignó cuando vio que, de nuevo, seguía sin haber noticias de Naomi. Tal vez la hubiese ocurrido algo, hecho que intranquilizaba a la italiana y causaba que sus pocas ganas de aterrizar en la isla disminuyesen considerablemente...

-Narrador-

La fuerte e inesperada tormenta que sacudió las aguas y la canoa en la que los tres hombres se hallaban desapareció sin más con la misma rapidez con la que había aparecido, dejando paso a un sol radiante en un cielo completamente despejado y azul. Por suerte, la tormenta no había provocado daños físicos a la canoa ni a ninguno de sus tripulantes, y ninguno había perdido ningún objeto que llevasen encima, incluida la botella de whisky... Parecía que todo podría seguir según lo planeado... Hasta que Sayid y James descubrieron que algo le ocurría a Desmond. Desde que la tormenta había desaparecido, este mostraba signos de haber perdido el norte, y no parecía reconocer a ninguno de sus amigos, ni saber dónde se encontraba. ¿Qué harían James y Sayid ahora? Ya estaban cerca del carguero, podían ver su enorme figura más allá, algo más cerca del horizonte...

Por otro lado, el Kahana no había sufrido las embestidas de la tormenta, pero la aparición de aquella pequeña canoa no pasó desapercibida. Dos personas a bordo descubrieron a la pequeña embarcación: Eleonora, y un vigilante que, tras asegurarse usando un catalejo, no tardó en correr a informar al capitán y a algunos más tripulantes del carguero de a bordo.
¿Qué pasaría ahora?


Off Rol:
Bien chicos, todo esto va bien. Tan sólo queríamos informaros de una pequeña cosa. En las misiones oficiales del foro, al haber un narrador, éste es el que se encargaría de controlar algunas cosillas como detalles climatológicos y meteorológicos, y algunas cosillas más, como por ejemplo si alguien resulta herido, se cae, se pierde, se lo come un oso polar... (xD) y esas cosas. Lo que habéis puesto de la tormenta y el problema de Desmond nos parece bien, además esto último ya nos lo habíamos planteado poner, así que sin problema, pero de todos modos queríamos informaros con vistas al futuro. En las misiones, el narrador tiene prácticamente todo en sus manos... excepto vuestras vidas, que, por desgracia, Sayid y James son candidatos de nuestro queridísimo Jacob, y el destino de Desmond aún tiene reservadas muchas cosas para él... *El Narrador refunfuña, molesto por no ser omnipotente, y sigue hablando *
En fin, más o menos era eso. Ahora, teniendo en cuenta los datos puestos en este post del narrador, seguíd con vuestros posts, eligiendo libremente qué hacer

Namasté.

Desmond estaba desvariando y James y yo no sabíamos que le pasaba.A lo lejos vimos el barco y seguramente nosotros tambien eramos visibles a ellos.Teníamos que prepararnos para representar lo mejor posible nuestro papel y quizá el estado de Desmond nos ayudaría.

-James!!...ya estamos cerca..estas preparado?...-Cogí la botella y me mojé la barba y las manos y se la pasé a James mirando a Desmond-Creo que a éste no le va hacer mucha falta.

La distáncia con el barco se había acortado y decidí llamar la atención-EH!!!...los del barco!!!...Necesitamos ayuda!!!...traemos a una persona enferma....EH!!!! hay alguien!!!....somos supervivientes del vuelo Oceanic 815!!!...nos envía Naomi!!.

Desmond no sabía qué hacer. De repente se encontraba en una especie de canoa con un par de tipos que no hacían más que hablar sobre que se había vuelto loco, algo sobre un plan que se había ido al garete y que debían improvisar debido a la nueva situación...Para colmo de males, y sin comprender qué diablos hacían, estos terminaron prácticamente rociándose con el contenido de una botella de alcohol...Mientras pensaba en todo esto, les observaba con atención; no tenían pinta de ser precisamente dos angelitos. La intención parecía ser acercarse al carguero que se divisaba a pocos metros de la canoa, pero súbitamente, un tremendísimo dolor de cabeza hizo que no pudiera seguir observando lo que ocurría...

Al abrir de nuevo los ojos se encontraba en una cama. Rodeado de soldados los cuales se habían puesto todos en pie y en fila, mientras otro, que parecía ser el superior al mando les gritaba para que se levantaran...

Desmond, lo hizo mucho más tarde que los demás. El superior se acercó a Desmond con cara de burla mientras le gritaba muy cerca de su cara qué había sucedido para que tardara tanto en levantarse....

- Lo siento señor...estaba...estaba soñando...estaba en una canoa, había una tormenta horrible y...y no recuerda más señor...

El soldado al mando no contento con su respuesta mando a toda la tropa a realizar el triple de los ejercicios habituales recalcando a todos que la culpa era del soldado Hume. Desmond lejos de encontrarse mal, respiraba por fin aliviado...todo había resultado ser una pesadilla, una pesadilla muy, muy real...los dos tipos, la canoa, el carguero...todo una pesadilla...

Un compañero de Desmond, preocupado por su extraño comportamiento se acercó a él y le preguntó qué demonios le pasaba...

- Nada colega, si te lo cuento, no te lo creerías; simplemente, estoy contento de estar aquí...

Tras pronunciar estas palabras, Desmond despertó de nuevo en la canoa. Frente a sí, tenía de nuevo los rostros preocupados de esos dos tipos...

Sayid gritaba para llamar la atención de los del carguero, y James ya se estaba arrepintiendo de esa locura de misión.

EH!!!...los del barco!!!...Necesitamos ayuda!!!...traemos a una persona enferma....EH!!!! hay alguien!!!....somos supervivientes del vuelo Oceanic 815!!!...nos envía Naomi!!.

Mientras, Desmond parecía que estuviera en otra parte, con los ojos en blanco y muy nervioso. Aquello iba a ser un desastre sin remedio.
Tenía dos opciones, tirarse al mar y nadar hasta que viese la costa o muriese ahogado o seguir con aquello y morir en el carguero.
Demonios! Qué más da!

Eh! Necesitamos ayuda! Este hombre está enfermo! Aquí!!!! Nos escucha alguien???- gritó finalmente con Sayid

Eleonora había bajado la mirada al apoyar su cabeza sobre sus manos, cuyos codos estaban a su vez descansando sobre la barandilla del barco. Estaba cansada, cansada de aquel trabajo, cansada de su pasado y cansada de su futuro.
Sin embargo, tan sólo unos segundos después alzó la cabeza. No dejaría que los demás descubriesen su debilidad. Y fue cómo, al levantar la mirada, lo vio.
Bastantes metros más allá había una canoa. Eleonora siempre había tenido buena vista, y percibió que había tres personas a bordo de la misma, si bien era imposible distinguir quiénes eran, o incluso si eran hombres o mujeres. Abrió los ojos como platos, y antes de que pudiese reaccionar, escuchó una exclamación cerca suyo. Uno de los hombres de a bordo acababa de guardar un catalejo y salía corriendo hacia el interior del barco; probablemente a avisar al capitán, ya que se trataba del vigía del Kahana.

Eleonora volvió a mirar a la pequeña embarcación. Ya fuese porque remaban hacia ellos, o porque la corriente los arrastraba, la canoa se dirigía hacia el carguero, y cada vez estaban más cerca. Unos segundos después ya podía apreciar con mayor claridad lo que veía. Eran tres hombres, y no había visto jamás a ninguno de ellos, lo cual tampoco era de extrañar. Y, entonces, al acercarse aún más, los tripulantes de la canoa comenzaron a gritar mientras agitaban los brazos para llamar la atención de los del Kahana.

-EH!!!...los del barco!!!...Necesitamos ayuda!!!...traemos a una persona enferma....EH!!!! hay alguien!!!....somos supervivientes del vuelo Oceanic 815!!!...nos envía Naomi!!.

-Eh! Necesitamos ayuda! Este hombre está enfermo! Aquí!!!! Nos escucha alguien???

La italiana se quedó boquiabierta. Naomi estaba viva... pero, ¿por qué había enviado a aquellos tipos al barco en aquella cáscara de nuez? ¿Y por qué no había avisado llamando por teléfono? Eleonora inmediatamente desconfió de ellos, aunque no podía olvidar la posibilidad de que dijesen la verdad y, no sólo fuesen los supervivientes del vuelo presuntamente estrellado en el mar del Oceanic 815, sino que trajesen consigo un hombre enfermo al cual Naomi quería que ayudasen.

Un movimiento cerca suyo la hizo mirar a su derecha. El capitán había llegado, seguido de otro hombre y el anterior vigía y, colocándose a un par de metros de Eleonora, seguramente había escuchado los últimos gritos de aquellos hombres.
Pensó en preguntarle al capitán qué iba a hacer, o incluso dar su opinión, pero prefirió omitir tal osadía y permanecer como simple espectadora.

El Capitán del Kahana Gault Turner se encontraba en su cabina. No estaba de buen humor, aunque eso tampoco fuese una novedad en su habitual carácter. Habían enviado a una tripulante del barco, a una profesional, Naomi, a aquella isla, y aún no habían recibido noticias suyas.
Por otra parte, tenía a un enfermo con signos de demencia en la enfermería, y algunas personas del carguero mostraban extraños e inexplicables síntomas de una especie de "depresión", e incluso alguno se había llegado a suicidar. Además, se oían extraños golpes en las tuberías del barco y se habían averiado algunas máquinas. Tenía la sensación de que comenzaba a perder el control, y por si fuera poco, no podían ponerse en contacto con su jefe, Charles Widmore.

En aquel preciso momento alguien llamó insistentemente a la puerta. Tras darle permiso con voz cansada para que pasara, el hombre entró en la cabina.

-Capitán... he divisado una canoa tripulada por tres hombres que se dirige hacia aquí.

-¿Cómo?-exclamó Gault, sumamente sorprendido, levantándose con rapidez y, sin esperar respuesta, salió de la sala y se encaminó a grandes zancadas a la cubierta del barco, seguido por el vigía.

Mientras caminaba por el interior del carguero indicó con un gesto a uno de los hombres de Keamy que le siguiera. Un instante después los tres hombres salieron a cubierta. El capitán se asomó por el barco y enseguida divisó la canoa, la cual estaba más cerca, escuchando los gritos de aquellos hombres. Frunció el ceño y bajó la mirada, pensativo.
Finalmente, se separó de la barandilla e hizo un gesto a un tercer hombre que se había acercado.

-Bájala.-dijo simplemente, pero bastó para que el otro le entendiera y, tras asentir una sola vez con la cabeza, soltara una escalerilla por aquel lateral del carguero. Cuando la canoa estuvo prácticamente al lado del casco del Kahana, el mismo tipo que había bajado la escalerilla les indicó que subieran.

-¡Subid!-exclamó con un gesto de la mano. Su tono no era amable, pero tampoco amenazador, y desde luego no aceptaba un no por respuesta.

Los tres hombres que afirmaban ser supervivientes del 815 de Oceanic treparon uno tras otro por la escalerilla, y finalmente llegaron a cubierta. Les estaban esperando una mujer que los miraba con expresión curiosa y atenta, el Capitán Turner y sus dos hombres; estos dos últimos tenían las manos sobre el mango de sus pistolas, pero no habían desenfundado. Tras una señal con la cabeza por parte de su capitán, el tipo que les había mandado subir por la escalera les cacheó a los tres para comprobar que no iban armados. Cuando vio que así era, se alejó de ellos y se colocó junto a los dos hombres que estaban al lado de Gault.
Al Capitán no le pasó desapercibido el comportamiento de uno de ellos, el que los otros habían dicho que estaba enfermo. Al principio se le notaba desorientado, nervioso y agitado. Después, parecía que no estaba allí...
Gault se centró en los otros dos, un hombre rubio y otro árabe.

-Llevaremos a vuestro amigo a la enfermería. ¿Quiénes sois?

Al final nos hicimoes ver .Estuvimos unos segundos al pie del carguero hasta que al final apareció el que parecía el capitán del barco y ordenó que soltaran la escalera para subir.Miré a Sawyer para darle ha entender que estabamos juntos en esto y que la cosa iba bien.

En la cubierta del barco nos cachearon....no esperaba menos.Mientras lo hacian observaba el barco.Necesitaba saber donde estaría la sala de control del carguero.Ahí seguramente estaría la radio del carguero y si no algún transmisor que pudiera meter en el bolsillo.....casi sería lo mejor...estaba lleno de tripulación y aunque el capitán no parecía mala persona,los demás no me inspiraban ningún tipo de confianza.Sobretodo había un tipo que no me guataba nada.Era alto ,con la mirada muy dura y con cara de pocos amigos...ese era peligroso.Miré a Sawyer para alertarle que ese tipo no me gustaba.

Desmond empezó a ponerse nervioso y empezó a desorientarse otra vez y el capitán mandó que se lo llevaran a la enferma.Mientrás empezó un interrogatorio.

-Llevaremos a vuestro amigo a la enfermería. ¿Quiénes sois?

-Me llamo Sayid Jarrah .Somos supervivientes del vuelo Oceanic 815.Naomí nos dijo que veniais a recatarnos.Estamos cansados y queremos irnos de la isla.Ayer noche,sin decir nada a nadie cogimos la canoa y decidimos acercarnos....ya no podemos más.Una extraña tormenta nos cogió de camino y desde entonces nuestro amigo esta muy raro.Pierde el conocimiento y se encuentra desorientado.Me gustaría acompañarlo...se muestra violento cuando despierta de los desmayos y quizá sea peor si no conoce a nadie.

Los dos extraños que le acompañaban en la canoa empezaron a dar voces a los del carguero pidiendo ayuda y gritando que alguien estaba enfermo. Desmond supuso que se referían a él...Ellos insistían una y otra vez en que eran amigos, pero Desmond tenía claro que no los había visto en su vida...Finalmente llegaron a la nave. Desmond se fijó en los hombres que estaban a bordo. A simple vista, se veía a una mujer que les miraba curiosa y a un hombre que no parecía mal tipo y que era quien iba dando órdenes a los demás. Probablemente se trataba del capitán. Había otro que con formas un tanto bruscas, les inidcaba que subieran a bordo. La desesperación de Desmond fue en aumento cuando divisó a otros dos; estos iban armados al igual que la mujer, pero a diferencia de ésta, ellos apoyaban sus manos sobre las armas, como estando preparados para usarlas en cualquier momento...demasiado preparados quizás...

Ya en cubierta, lo primero que hicieron fue cachearles.

Desmond comenzó a ponerse aún más nervioso y de nuevo comenzó el dolor de cabeza cuyo grado de intensidad, como le pasó anteriormente, aumentaba a pasos agigantados...

- Hey...¿pero qué haces colega?-, dijo Desmond mientras le cacheaban...- ¿De qué va todo esto? ¿Quién está al mando?-, tras decir todo esto el dolor era ya tan intenso que Desmond tuvo que llevarse las manos a la cabeza...

Con los ojos medio cerrados por el dolor, Desmond aún pudo observar que los tripulantes del carguero lo miraban de una forma "curiosa", como si ya hubieran vivido esa situación previamente. Todas las miradas estaban centradas en él, incluídas las de los dos tipos que iban con él en la canoa y decían ser amigos suyos. Estos parecían realmente preocupados...

- Hey, escucha...- volvió a decir Desmond mientras se dirigía al que parecía ser el capitán; los dos hombres armados se interpusieron entre ambos hombres deteniendo su marcha y haciendo que retrocediera...

- Escucha...¿eres el capitán verdad?...escucha...escucha por favor...no sé qué está pasando, no sé qué estoy haciendo aquí, ¡no conozco a estos tipos de nada! ¡Tienes que creerme!...

En ese momento Desmond se quedó con los ojos en blanco. Sayid consiguió agarrarlo justo cuando empezaba a perder el conocimiento de nuevo...

A Desmond, le pareció escuchar que alguien dijo:

-Llevaremos a vuestro amigo a la enfermería. ¿Quiénes sois?

Y de repente, ya no estaba allí...

No estaba bien. Algo no iba bien, pensó James. Esos tipos iban armados hasta los dientes y les cachearon nada más entrar. No tenía ni idea de quiénes eran, pero estaba más que claro que no iban a rescatarles. Eso más parecía un barco de asesinos a sueldo que un barco de rescate.
Alguien había organizado un pequeño ejército y ellos no eran mas que unos desgraciados hambrientos y desarmados. Y en la isla sólo había un puñado de personas asustadas. Mujeres, ancianos, gente que caería en las manos de esos tipos a los que creían sus salvadores.
Y para colmo Desmond estaba como ido. Había momentos en los que se quedaba catatónico, y eso no era producto del alcohol. Allí estaba pasando algo raro y que no le gustaba nada. A él mismo le dolía la cabeza como nunca.

Miró a Sayid y éste le hizo un gesto señalanado a un tipo que parecía salir de una película de rambo. Él pensaba lo mismo. Podía ver que no le gustaba un pelo todo aquello. Sin embargo había cosas que no le encajaban. La muchacha que había en la cubierta, un tipo delgado y con el pelo largo con cara de loco y el mismo capitán. No parecían de la misma calaña. Y eso era extraño.

De todos modos lo primero que tenían que hacer es procurarse armas. No sabía cómo pero debían hacerlo. Eran muchos pero al menos con una pistola en el bolsillo podrían tener una oportunidad si se diera el caso.

Escuchó a Sayid contar la historia que habían acordado, la verdad en cierto modo ya que no estaba mintiendo en nada. Y vio cómo pidió acompañar a Desmond a la enfermería.

El tipo armado, el que Sayid le había señalado se acercó a ellos con actitud desafiante.

- A vosotros os llevaremos a otro sitio- dijo impasible

Sayíd y James se miraron. Estaban perdidos.

Eleonora observó en tensión a aquellos tipos subir al carguero. De vez en cuando miraba de reojo al capitán, intentando descifrar en su mirada lo que podría estar pensando, pero era en vano. Desvió la mirada hacia los recién llegados inmediatamente después de que los tres se encontrasen a bordo.
A uno de ellos le ocurría algo. Comenzó a gritar una serie de preguntas, era evidente que no entendía lo que ocurría y se sentía completamente desorientado. Eleonora observaba atenta e impresionada cómo se sujetaba la cabeza con un gesto de dolor. Después se dirigió al capitán, suplicándole ayuda y que le creyera mientras aseguraba no haber visto a los otros dos tipos en su vida. Después se quedó inconsciente y uno de los otros dos tuvo que sujetarle para evitar que cayese al suelo. Por el rostro de preocupación del hombre árabe y del rubio, Eleonora dudaba que hubiese dicho la verdad sobre que no eran sus amigos. Sin embargo, parecía ser bastante sincero, y la italiana comenzó a comprender lo que le ocurría.

-Llevaremos a vuestro amigo a la enfermería. ¿Quiénes sois?-preguntó Gault.

-Me llamo Sayid Jarrah. Somos supervivientes del vuelo Oceanic 815. Naomi nos dijo que veniais a rescatarnos. Estamos cansados y queremos irnos de la isla. Ayer noche, sin decir nada a nadie cogimos la canoa y decidimos acercarnos....ya no podemos más. Una extraña tormenta nos cogió de camino y desde entonces nuestro amigo esta muy raro. Pierde el conocimiento y se encuentra desorientado. Me gustaría acompañarlo...se muestra violento cuando despierta de los desmayos y quizá sea peor si no conoce a nadie.

Eleonora lo contempló pensativa. Nunca había sido cruel, pero después de lo que la pasó se había vuelto desconfiada y encontró contradicciones en el discurso del tal Sayid.

-Sayid... es Sayid, ¿no?-se aseguró, dirigiéndose al árabe por primera vez con su particular acento.-Cuando estabais en la canoa me pareció que gritabais que Naomi os había enviado. Sin embargo, ahora dices que vinisteis sin decir nada a nadie...-comentó. Se giró y miró al capitán y sus tres hombres. Los tres últimos tenían las manos en las armas, gesto que le pareció precavido pero sin sentido ya que aquellos tipos no iban armados, y apestaban por completo a alcohol.

El capitán Gault miró inquisitivo a Eleonora cuando dijo aquello, y tras un asentimiento del vigía que corroboraba lo que la italiana acababa de decir, se volvió hacia Sayid y el rubio.

-A vosotros os llevaremos a otro sitio.-dijo entonces Randall, uno de los matones bajo el mando de Keamy.
Eleonora no se fiaba de aquellos tipos pero no quería ver correr la sangre. Con unas zancadas se acercó presta al capitán. Sin embargo, el tipo que había subido la escalerilla la agarró por el brazo, reteniéndola con una mirada de advertencia. La mujer se volvió hacia él y siseó:

-No te atrevas a ponerme la mano encima.-dijo, mientras daba un brusco tirón de su brazo para soltarse.- ¿De verdad piensas que voy a atacarle?

El tipo la dejó ir y Eleonora se colocó finalmente al lado de Gault. Se acercó y le susurró al oído:

-Capitán, creo que sé lo que le ocurre al hombre enfermo. Los síntomas son los mismos que los de Minkowski...

-Entonces, creo que eso es asunto del médico, ¿no te parece?-respondió él en voz alta y cortante. Eleonora se mordió el labio y continuó.

-Puede que mientan sobre cómo decidieron venir aquí, pero creo que el resto de su historia es cierto. Minkowski y Brandon enfermaron de la misma manera. Era ahí a donde quería llegar.

Gault la miró pensativo. Eleonora tenía razón.

-Bien.-la dijo.- Lleva a... Sayid y su amigo a la enfermería.-Eleonora asintió con la cabeza mientras veía cómo el capitán hacía un gesto al matón de Keamy para que se apartase. Se volvió hacia el hombre árabe, que sujetaba a su amigo enfermo, y le hizo un gesto para que la siguiera.

Gault siguió con la mirada a Eleonora mientras se adentraba en el barco acompañada del árabe, que cargaba con su amigo loco.
Cuando desaparecieron, se giró hacia el rubio que lo contemplaba con expresión indescifrable.

-Tú, ven conmigo.-ordenó, dándose media vuelta. Le pareció oír que el tipo decía algo como "No pienso ir a ninguna parte". Sonrió a medias antes de volver a girarse. ¿Qué pensaba que le iba a ocurrir?

-Siento si ha sonado como tal, pero no era una pregunta.-tras decir aquello, volvió a girarse y se encaminó al interior del barco, seguro esta vez de que, ya fuese por propia voluntad o por la fuerza de sus hombres, el hombre iba tras él.
Pasaron por los pasillos y gabinetes del barco hasta que Gault se detuvo en un camarote. Estaba completamente vacío, a excepción por una mesita y una cama.
Una vez allí, el capitán se giró y se volvió hacia el hombre.

-Aún no me has dicho tu nombre.-comentó.- Dime, ¿por qué motivo realmente habéis venido aquí?

No le gustó en absoluto que les separaran. Miró a Sayid cuando el tipo ese le ordenó que le siguiera. Una señal del iraquí y se lanzarían al cuello. Pero le hizo la contraria. Quería que esperasen, que fueran prudentes. De modo que siguió a aquel gilipollas con muy pocas ganas.
Caminó por un pasillo que tenía varias dependencias a ambos lados. Intentó andar despacio para poder observar lo que había dentro de esos camarotes, pero dos tipos más lo seguían marcándole el paso.
En una de las salas pudo ver multitud de armas. Se detuvo pero uno de los que iban detrás le dio un empujón
- Camina!- ordenó
Esos tipos, desde luego no habían venido a rescatarlos. En esa sala había armamento suficiente como para aniquilar todo rastro de vida en la isla.
Siguió caminando contando las puertas que pasaban tras lo que era la armería. Nunca había sido bueno orientándose, pero tenía que recordarlo. Esta vez si. Necesitarían esas armas- pensó
Pasadas ocho puertas exactamente el tipo que le ordenó seguirlo se detuvo y abrió el camarote. Era un maldito cuchitril sucio y maloliente donde sólo había una cama y una mesita.
-Aún no me has dicho tu nombre.-le dijo mirándolo con mala cara- Dime, ¿por qué motivo realmente habéis venido aquí?

James dio unos pasos alrededor del camarote. Apenas tenía dos metros cuadrados aproximadamente. Una jodida celda es lo que era.

- Vaya- dijo mostrando una de sus mejores sonrisas- No es que esto sea precisamente el Pacific Princess

El tipo lo miró frunciendo el ceño

- Qué pasa? Nunca has visto vacaciones en el mar?

- Contesta!- ordenó de malos modos

- Muy bien, capitán Nemo- dijo James mirándolo con rabia- Me llamo James Ford y no abriré la boca hasta que no sepa a qué coño habéis venido vosotros.

Esa chica era lista.Nos observaba y noto que mentía en algo.Era una mujer fuerte y atractiva y quería aparentar ser muy dura pero se notaba que en el fondo era muy frágil.Su mirada desprendía rabia pero era una mirada limpia.

No contesté a su pregunta..Ella sabía que no veníamos hacer daño y con el silencio creo que bastó.

-Bien.-la dijo.- Lleva a... Sayid y su amigo a la enfermería.-Eleonora asintió con la cabeza mientras veía cómo el capitán hacía un gesto al matón de Keamy para que se apartase. Se volvió hacia el hombre árabe, que sujetaba a su amigo enfermo, y le hizo un gesto para que la siguiera..

A James no le gustó nada que lo separasen de nosotros y a mi tampoco.Sabía que era muy impulsivo y aún no teneíamos suficiente información para saber a lo que atenernos y encima Desmond en el estado en que se encontraba no nos ayudaba.Espero que el lenguaje gesticular nos valiera.

Eleonor nos acompañó hasta la infermería y me abrió la puerta.Cargaba a Desmond que parecía que estaba inconsciente.Me señaló una camilla u dejé a Desmond.Al insatante este despertó como si hubiese estado viviendo una pesadilla.Sudaba y su cara desencajada me preocupaba.

-Que donde estabas?...a ti también te paso no? jajaja!.

Me giré y ví un hombre atado en una camilla.No me había dado cuenta de su preséncia.Su estado era lamentable y todo indicaba que estaba loco si no por qué estaría atado.

-Jajajaja...Cada vez los viajes son más frecuentes...
No entendía nada.Miré a Desmond y me pareció que él lo entendía todo.

-Eleonor!!..que esta pasando?...que le pasa a ese?-Señalando al hombre atadado en la camilla.

El hombre que decía llamarse Sayid se mostró reticente cuando pretendieron que se separasen. Eleonora lo notó, y también lo comprendió, pero no les quedaba otra opción. Contempló de reojo cómo el capitán se llevaba al otro hombre.
Finalmente, la italiana condujo a Sayid y a su amigo hasta la enfermería. Entró cuando tras llamar no obtuvo respuesta: parecía que el médico del Kahana estaba en otra parte en ese momento. En una camilla estaba Minkowski, aparentemente inconsciente. Eleonora lo miró compasiva; le había conocido en aquel barco como una persona corriente y ahora había comprobado lo que le había ocurrido por ir a aquella maldita isla.
Eleonora se giró entonces, dando la cara a Sayid mientras le indicaba dónde podría dejar a su amigo y pensando qué preguntarle primero. En aquel momento se encontraba sola en la sala con aquel tipo, algo que podría ser peligroso. Sin embargo, por algún motivo no tenía miedo. Los ojos de aquel hombre no traslucían ningún tipo de maldad. De todos modos, Eleonora había aprendido a ser desconfiada. Y ella había aprendido en la mafia de Angelo a luchar y a pelear con armas. No sería una contrincante débil si intentaba atacarla.
Pero, justo en aquel momento, a sus espaldas, pudo escuchar la estridente e inesperada voz de George, que había recobrado la consciencia en aquel instante, hablándole al amigo de Sayid.
Escuchó sus gritos con gesto resignado, y se giró hacia Sayid cuando este le habló:

-Eleonora!!..que esta pasando?...que le pasa a ese?-le preguntó, inquieto.

-Se llama George Minkowski. Hace unos días partió en un bote intentando llegar a la isla. Sin embargo, volvió rumbo atrás cuando su compañero comenzó a mostrar síntomas extraños. Se llamaba Brandon, murió poco después. No mucho rato después George empezó a comportarse de manera extraña. No sé mucho, no soy médico, pero está la mayor parte del tiempo en una especie de estado catatónico. A ratos despierta y se comporta como un loco. La mayoría de las veces no nos reconoce ni sabe dónde está...-explicó lentamente.- Creo que a tu amigo le está empezando a pasar lo mismo.

El capitán escuchó con un mohín las estupideces que aquel tío era capaz de soltar por la boca por segundo que pasaba.

-¡Contesta!-le ordenó. Él era el capitán, no un matón de tres al cuarto. Tenía otras muchas cosas de las que ocuparse, y no le hacía gracia perder el tiempo a lo tonto. Podría haber mandado a cualquiera de los hombres del barco que le interrogasen ellos. Pero, ¿a quién? De Keamy y sus hombres no se fiaba, y, en su opinión, eran de gatillo demasiado fácil. El resto estaban también descartados. Faraday, un científico chiflado. Lapidus, un piloto borracho. Straume, un cazafantasmas al que sólo le importaba su pellejo o el dinero. Y el resto otro tanto de lo mismo. Así que prefería ocuparse él mismo del asunto.

-Muy bien, capitán Nemo.-dijo el rubiales con rabia. Aquel tipo tenía un carácter del demonio.-Me llamo James Ford y no abriré la boca hasta que no sepa a qué coño habéis venido vosotros.

Al oír aquello Gault lo contempló con una ceja enarcada y finalmente no pudo reprimir una carcajada. Después levantó de nuevo la mirada y lo contempló intensamente, aún con una media sonrisa en el rostro, pensando qué responder. Era evidente que aquellos tipos habían descubierto o sospechaban que no venían en una misión de rescate. La mentira que habían empleado y que Eleonora había descubierto lo corroboraba. Sería estúpido seguir diciendo que habían venido a sacarlos de allí. Mas, ¿qué decir? Widmore no les había dicho cómo actuar ante una situación como aquella.

-Bien, James. Veo que no te andas con rodeos. Seré directo yo también. Mi nombre es Gault Turner, y soy el capitán de este barco. Me parece que no has comprendido bien la situación en la que os encontráis tú y tus amigos. Pese a que nos habéis mentido al llegar aquí, no hemos hecho más que ofreceros nuestra hospitalidad llevando a vuestro amigo a la enfermería, donde nuestro médico cuando pueda intentará ayudarlo. Aún así, y siendo tú el... ¿cómo decirlo?... invitado en mi carguero, muestras esta actitud rebelde, algo que no considero muy inteligente. Sin embargo, no te lo tendré en cuenta. Seré sincero contigo, esperando que luego tú lo seas conmigo. Una muestra de confianza de hombre a hombre, ¿de acuerdo? -comentó, sonriendo.- Hemos venido aquí en busca de un hombre. Benjamin Linus.

Desmond Hume abrió los ojos. Se encontraba en el suelo. La lluvia caía con fuerza sobre él. Había vuelto a ocurrir...

- Soldado Hume!!!

Desmond intentó incorporarse todo lo rápido que pudo, pero desgraciadamente, su intención no fue suficiente y le costó bastante. Pudo notar como la rabia de su superior iba en aumento mientras se acercaba clavando sus ojos en él.

- Dis...disculpe señor...no sé qué me está...
- Cállese!!!
- Pero señor...
- He dicho que se calle! Firme!

El superior al mando, comenzó a dar vueltas alrededor de Desmond mientras éste se mantenía firme, pero su cabeza no dejaba de dar vueltas. No hacía más que preguntarse qué era lo que le estaba pasando. Tenía que encontrar una solución. Esto tenía que acabar...

- Está claro Sr. Hume, que tenemos un problemilla. Su comportamiento dista bastante de lo normal así que...tenemos dos opciones, o acabar con esto rápido y me dice qué se está tomando y cómo lo ha metido aquí dentro...o...se lo saco de otra manera más...más militar por decirlo de alguna manera - dijo con una sonrisa en su rostro que lejos de calmar los nervios de Desmond, lo puso aún más rígido - Y bien?

Los ojos de Desmond giraban y giraban en todas las direcciones como si quisiera mirar en el interior de su cabeza y encontrar la explicación a lo que le estaba ocurriendo pero...

- Qué donde estabas?...A ti también te paso no? jajaja!

De nuevo se encontraba en el barco y estaba en una camilla. El moreno de los rizos seguía allí y también la chica que había visto en cubierta, pero además, había otro tipo, uno que no había visto hasta ahora. También se hallaba en una camilla, pero estaba contencionado y se comportaba como si hubiera perdido la cordura. Desmond pensó que probablemente, ésa era la misma imagen que los demás tendrían de él por la situación que estaba viviendo. Entonces el tipo dijo algo que llamó por completo toda su atención.

-Jajajaja...Cada vez los viajes son más frecuentes...

- Viajes? - pensó Desmond - Viajes! Sí, eso es lo que le estaba pasando a él. Quizás ese hombre pudiera por fin ayudarle.

Desmond notó que el moreno le miraba con atención. No tenía ni idea de quién era ese tipo que decía ser su amigo, pero desde luego, su mirada reflejaba preocupación. La chica sin embargo no parecía preocupada, al contrario, era como si ya hubiera pasado por eso.

- Eleonor!!..qué está pasando?...qué le pasa a ése?, volvió a decir el hombre señalando a Desmond.

- Eh colega...tú sabes lo que me está pasando verdad?

- Claro que lo sé jajajaja porque te crees que estoy así. Es para volverse loco o no amigo? Jajaja...más te vale que te agarres porque vienen curvas jajajaja y un casco tampoco te vendría mal...Eleonor guapa a ver si se lo consigues, a lo mejor en su próximo viaje es cuando se cae por unas escaleras, a mí me pasó en el cuarto y me hubiera venido de perlas jaaaaaaaaaajajaja.

Desmond comenzaba a perder la esperanza que minutos antes había recuperado. Ese tipo estaba completamente loco. ¿Cómo demonios iba a poder ayudarle? Pero tenía que seguir intentándolo, era la única experanza que tenía.

- ¿Pero qué son esos viajes?

- Aaaaahhh nada, una bobería...media coordenada por arriba, media coordenada por abajo y...a tomar por culo!!! Jajaja estamos jodidos eso es lo que importa! Nos desviamos del rumbo amigo, así que prepárate porque ya le pasó a mi compañero. Comenzó como nosotros...luego vino el sangrado y luego...

- Espera, espera, espera...de qué sangrado me estás hablando?

- Naaaaada otra tontería...la nariz...los oídos...EL CEREBRO!!! Jajaja...cada vez son más frecuentes, no lo has notado? No hay cerebro que aguante eso! Ya ocurre casi en un abrir y cerrar de ojos verdad?

El corazón de Desmond parecía un caballo galopando a toda velocidad dentro de su pecho. Ese hombre, aún en su completa locura, estaba definiendo con clara exactitud lo que estaba experimentando. Parecían estar sufriendo la misma tortura y por lo visto...también parecía conocer las trágicas consecuencias de esos extraños y desagradables viajes...

- Pero...algo se podrá hacer...tiene que haber algo que podamos hacer - dijo Desmond mirándo al hombre de la camilla casi rogándole con la mirada...