Encuentro inesperado [Ben, Lazaro y Arabelle]

"¿Que haces Juliet?¿Por que te torturas asi? No vayas. Detente. Regresa con los demas." Me decia a mi misma mientras mis piernas se movian en direccion a aquel lugar. Aquel lugar en el que una vez Ben me mostró lo cruel que podía llegar a ser, y como haría cualquier cosa para conseguir lo que se propone.

Apartando arbustos, esquivando arboles me detuve en seco delante de una colina, en la cual sabia que se encontraba el cadáver de Goodwin. Tome aire y comencé a subir lentamente, para que, al cabo de unos segundo encontrara su cuerpo, frió, rígido en el suelo. Me tape el rostro con ambas manos. Solo pensar que aquello había sido culpa mía me hacia sentir aun peor. Me acerque a su cuerpo, el cual, comenzaba a emanar olor a descomposición. Arrodillándome a su lado, simplemente comenzaron a surgir lagrimas de mis ojos y entre sollozos las únicas palabra que podía decir eran "Lo siento", continuamente...

Últimamente Ben había adoptado una inocente costumbre que le relajaba y ayudaba con eficacia. Algunas tardes daba algún pequeño paseo por la isla -acompañado de alguien de los suyos por simple seguridad-, que le servían como terapia para recuperarse por completo de su cáncer, y lo ayudaban a pensar alejado de demás estorbos.

Aquel día, aunque a una cierta distancia suficiente para poder colocarse a su lado en caso de necesidad pero también para darle intimidad, lo seguían los Naumann. Era irónico que fuesen ellos teniendo en cuenta su fracaso el día anterior, del cual se había enterado aquella misma noche, pero así era. No obstante, al menos no le molestaban. Se habían "contagiado" con rapidez del sigilo propio de los suyos al caminar por la selva.

Se distrajo de sus pensamientos al reconocer el lugar por el que pasaba como un sitio cercano a donde debería estar el cuerpo del patético Goodwin. Elevó una comisura ligeramente al pensar en cómo su cuerpo estaría siendo víctima de los hongos, insectos y la putrefacción, sin siquiera haber tenido un digno funeral. El recuerdo del hombre y su penoso final le recordaron su poder entre los suyos y su capacidad para que sus planes acabasen saliendo bien. Con el dulce gusto de estos pensamientos, tanteó la idea de acercarse y ver su cadáver una vez más; y finalmente así hizo.

Sin embargo, al situarse a la cima de la colina que debía descender, pues lo que quedaba de Goodwin se hallaba unos pocos metros más abajo, la vio. Allí, arrodillada al lado del cuerpo en descomposición, con las manos en el rostro y gimiendo y murmurando frenéticamente estaba Juliet. La contempló unos instantes sin moverse de allí, puesto que ella aún no le había descubierto. Juliet era una de las pocas personas que habían conseguido despertar algún sentimiento diferente a los habituales en él; y allí estaba, aparentemente sola y vulnerable. Cuando Lazaro y Arabelle llegaron a su lado, finalmente decidió descender hasta situarse a poco más de un metro de ella y el cadáver de Goodwin. Los observó sin dejar traslucir ningún sentimiento hasta que decidió hablar.

-Vaya, Juliet. Sabes, por mucho empeño que hubiese puesto, este es el último lugar donde habría esperado que estuvieses. Creía que estabas a gusto en tu nuevo grupo...